Mirando mis manos
perplejo me quede,
llenas de callos y arrugas,
y temblorosas también.
Pasaron por mi mente
tiempos del ayer,
mis dedos erguidos
fuertes, ágiles y suaves,
para acariciarte mujer.
No le asustaban el trabajo,
siempre prestas a luchar
y hoy temblorosas,
qué pena me dan.
Cuantos años vividos,
cuantas historias por contar,
cuantos cuerpos acariciados,
cuantas bocas para alimentar.
Hoy sus arrugas
a nadie le extrañaran,
pero solo ellas saben
lo que es trabajar.
Y si les hablas de caricias,
se las supieron ganar,
y a ningún ser humano,
jamás les fallaran.
Acaríciame las manos,
no me las dejes temblar.
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Autor: Tony CosIm
Torrevieja - España
Derechos de Autor Reservados
12 - 10 - 2017
Me parece una poesia entrañable!!y llena de sentimiento que llega al corazón.Felicidades Tony.Un abrazo
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