- . La Vieja y el Mundo - -

Con la mirada marchita
y tristeza en el semblante
las manos temblorosas
y las piernas vacilantes.

La viejecita deambulaba
ella sola por el parque,
ya no tenía familia,
ni nadie que la cuidase.

Todos sus hijos se marcharon
y la dejaron sola, en un banco,
en un banco del parque,
qué triste la vieja, sin nadie.

Toda su vida luchando
para que nada les faltase,
sufriendo tantas noches,
pasando tantos trances.

Tantos años de sacrificio
sin pedirle nada a nadie,
para terminar en un banco,
en un banco del parque.

Y la historia se repite
andes por donde andes,
el egoísmo de este mundo
que nunca tiene bastante.

La viejecita está sola,
y sus hijos ignorándola,
ya no se acuerdan
que ella lo dio todo,
para que a ellos
nada les faltase.


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